Detrás de todo berrinche hay una emoción que los niños no saben o no pueden expresar, los expertos estiman que hasta el 4º de primaria logran dominar el lenguaje para decir lo que sienten, pero si al berrinche le sumamos cuarentena, calor de 42 grados y padres estresados, el panorama empeora.
Tiempo de Niños consultó a los psicólogos Oscar Enrique Falcón Solís y Ana Cecilia García Cano, expertos en inteligencia emocional en la infancia, y dieron algunos tips para manejarlos.
Los niños van aprendiendo a relacionarse e incluso en 4o de primaria lo normal sería que los berrinches desaparezcan del todo, y los padres deben ser conscientes que es normal.
“Este tiempo de cuarentena ha sido difícil para todos y más para los niños; las rutinas diarias han cambiado, el estar encerrados y el calor pueden ser factores motivadores para la aparición de un berrinche. Hemos recibido llamadas de que los niños no están durmiendo, no quieren participar en las actividades escolares en línea, regresan a hacerse pipí o popó en la cama o hamaca o los berrinches están a la orden del día. Siempre les decimos a los papás que ellos son esa persona que brinda “paz y calma” en la casa, los niños más que nunca necesitan esa “paz y calma”.
Tips
El primero es conservar la calma y “ponerse al mismo nivel”; agacharse y verlos a los ojos, no con mirada retadora o amenazadora, pero sí con seriedad y nombrar la emoción:“ Hijo, yo sé que estás molesto y no quieres terminar de jugar, quieres que te ayude a levantar tus juguetes?”, relató García Cano.
Explicó que el niño necesita “conectar” la emoción que está experimentando y para eso papá o mamá pueden ser esos guías, además de darle calidez y empatía al niño.
Otro tip es pedirles que usen sus palabras para decir lo que siente. Esto ayuda a que conviertan las emociones en palabras y comprender qué se requiere para resolver el problema, sin presionarlo a hablar de inmediato, tal vez necesite tiempo para calmarse.
Otra recomendación es llevar un diario en el que se escriba o dibuje las actividades del día y cómo las resolvió. Felicitándolos por sus logros o reforzar algunas cuestiones.
“Una de las mejores maneras de que los niños estén felices y se mantengan las conductas funcionales es recibir elogios de sus padres, siempre es recomendable una dosis de amor diaria: ‘Hija, me gusta cómo compartes las cosas con tu hermanita’, se elogia la conducta como refuerzo positivo”.
Y encontrar una forma de liberar el enojo (de forma segura) como brincar, correr, jugar.
Soy Verónica Martínez, periodista, madre y emprendedora.