Un teléfono inteligente representa muchas cosas para nuestros hijos: juegos, conversaciones con sus amigos, navegar en internet, entrar en el mucho de las redes sociales, ah, sí, también sirven para hacer la tarea,

Permitir que nuestros hijos utilicen nuestros teléfonos o entregarles uno para su uso personal, puede traer algunos beneficios para padres e hijos si se utiliza con responsabilidad, como: 1. Localizarlos en caso de emergencia, 2. Buscar información en internet, 3. Evita que se aburran, 4. Desarrollar círculos cerrados con amigos y familia.

Son diferentes situaciones que sería imposible resolver si se les acaba la pila, le bajan el volumen o les da flojera contestar.

La pregunta es ¿cuándo es un buen momento para tener un celular? ¿De verdad lo necesitan? ¿A partir de qué edad? ¿Los padres deben vigilarlos? ¿Tienen tiempo para vigilarlos?

Cada vez son más los padres de familia que deciden entregar un celular a sus hijos, en promedio, desde 4to grado de primaria, pero también, cada vez son más los estudios que detectan patrones de conducta negativos con respecto a los efectos generados en su autoestima por la exposición y convivencia en las redes sociales o la falta de relación con otros niños o sus padres en el mundo real, lo que impacta en el desarrollo de:

– Habilidades manuales, al no utilizarlas más que para apretar botones.
– Comunicación escrita y verbal deficiente, por debajo de lo normal.
– Área emocional, muchos niños son blanco de burlas y acoso.
– Socialización, poca interacción con otros niños
– Capacidad motora y destreza física, al no juegar con otros niños

Además de atrofiar y entorpecer el desarrollo de muchas habilidades, se generan problemas en el área emocional y se exponen a ser víctimas de acoso sexual, te compartimos algunos focos rojos:

– Aislamiento social, que puede provocar soledad y depresión.
– Reduce la interacción física y verbal con los padres, lo que fragmenta la relación.
– Dejan los juguetes y la lectura.
– Provoca ansiedad por la presión de las redes sociales (incluidos los grupos de WhatsApp)
– Víctimas de acoso sexual o grooming, por depredadores que pueden utilizar aplicaciones visuales para aparentar una edad menor.

Algunos puntos negativos son etapas naturales, como abandonar el juego o la lectura por un tiempo, pero no debe ser marcado por el uso del celular.

Reducir la interacción física y verbal provoca un desarrollo pobre en las áreas de lenguaje-comunicación que afecta mucho en su desempeño escolar. Es como si vivieran encerrados por causa de una pandemia.

Quitar tiempo para relacionarse con otros niños, daña su desarrollo motriz y social, que lo limitará en sus habilidades físicas más la poca capacidad para establecer relaciones necesarias en su edad, como hacer amigos con niños de su edad.

Y si hablamos de que no están jugando con sus iguales, hablamos de que no están desarrollando sus capacidades de resolución de problemas y creatividad, pero sí el riesgo de obesidad por el sedentarismo.

Quizá, nunca había existido algo que limitara tanto el desarrollo de los niños, es como si los mantuviera encerrados en una burbuja.

Es cierto que un teléfono celular es una herramienta que en alguna etapa de su vida les será muy útil, tanto como a los padres de familia, la pregunta es ¿cuándo es un buen momento para tenerlo? No lo sabemos, pero estamos seguros que antes de los 12 no lo es.

Soy Eduardo Álvarez, papá y periodista