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Cuando Aprender se Complica

¿Aprender es fácil?

Cada niño aprende diferente, de acuerdo con sus gustos, preferencias y habilidades. En algunos casos, los maestros detectan que existen dificultades específicas con algunos alumnos y le sugieren a los padres un apoyo extra para aprender, que todos conocemos como: Regularización.

Aprender es complicado 

La Nueva Realidad Escolar trajo muchos retos para todos los involucrados en la enseñanza y nos demostró a los padres de familia, que para los niños aprender es un reto, y si es a distancia, el reto es mayor.

“Idealmente, la escuela debería detectar a los alumnos que tienen algún atraso en el avance educativo, pero debido a la pandemia son los padres quienes consideran que sus hijos requieren apoyo extra, porque consideran que no están aprendiendo”, nos comentó la psicopedagoga Malú Rodríguez, quien maneja una técnica de aprendizaje lúdico, o “aprender-jugando”.

Y es que con esta Nueva Realidad Escolar, los maestros especializados en Regularización están abriendo la puerta y recibiendo de manera presencial a un nuevo tipo de “cliente” que no tiene las características comunes, como déficit de atención o hiperactividad, sino que son los niños que por diversas características provocadas por la pandemia del Coronavirus, presentan un retroceso o un avance mínimo en su aprendizaje.

Presión escolar + presión parental

La experta señala que como padres, debemos ponernos en los zapatos de los niños, porque presionarlos para que se mantengan atentos a la clase, o participen o realicen la tarea, sólo les generará estrés y ansiedad, sobre todo para quienes están inscritos en escuelas particulares, donde la cantidad de tarea es mayor.

Y si a esto le sumamos que muchos sistemas educativos, o la manera de impartirlo, le resultan aburridos al educando, el reto de aprender es imposible.

Un salón no tiene peluches

“En casa, los niños no cuentan con las características necesarias de un salón de clases, y si le sumamos una pantalla que impide la interacción directa, se complican las capacidades pedagógicas de los maestros, lo que les impide brindar la atención necesaria a cada niño.

Malú Rodríguez recomendó a los padres “que se pongan en los zapatos de sus hijos, ponerse al nivel del niño y entender ¿cómo se siente el niño en ese momento?, porque es importante saber sus necesidades emocionales”. Además de recordar que “la manera en que los niños aprenden, es jugando, no bajo presión”.

Soy Eduardo Alvarez, papá y periodista

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