“Si te portas mal, los Reyes no te traerán Regalos”, es una frase que solemos decir para tratar de controlar el comportamiento de nuestros hijos, y tenerlos tranquilos, callados, como si fueran adultos.

Si bien, aunque la creencia en los Reyes es más fuerte antes de los 8 años, pareciera que  los padres, a sabiendas de que arriba de las nubes no hay gallinas con huevos de oro, sí creemos que los Reyes NO traerán el REGALO, o mejor dicho, confiamos en que chantajear o amenazar a nuestros hijos con perder el presente tan anhelado, provocará que cambien su conducta.

Lo que sí puede provocar esta técnica de “control”, como lo dice nuestra psicóloga infantil favorita, es que los niños dejarán de ver la época de regalos como un momento de alegría y emoción, para convertirse en un proceso angustioso que daña la imagen de tolerancia, amabilidad y cariño de unos Reyes Magos bondadosos, caritativos y los muestra estrictos, rencorosos y en espera del siguiente nombre para anotar en su Lista Negra.

Y con el tiempo, cuando el área cognitiva de nuestros hijos madure, la imagen de rencor y castigo se materializará en mamá y papá.

¿Las amenazas con moño funcionan?

Los expertos en parentalidad aseguran que las amenazas y los castigos no son las mejores técnicas para llegar a acuerdos, porque pierden efectividad con el tiempo, y en el caso de los Reyes Magos, no es efectivo ya que la edad en que los niños creen en Melchor, Gaspar y Baltasar, las correcciones y consecuencias deben ser inmediatas y no en un futuro que puede ser al día siguiente o una semana después.

Además, los niños pequeños deben comprender la relación directa que existe entre su comportamiento y el resultado, y el involucrar a los jinetes del elefante, camello y caballo convierte la situación en un tema muy abstracto para que lo comprendan.

En el número anterior escribimos que la edad promedio en la que los niños dejan de creer en los Reyes y Santa es alrededor de los 8 años, y te preguntamos ¿vale la pena pasar los pocos años de ilusión en que su fe infantil les hace posible vivir esta fantasía con amenazas?

Si contamos los años en que nuestros hijos disfrutarán la fantasía de CREER, nos daremos cuenta que que son muy pocos, comparado con la realidad que enfrentarán a partir de los 8 o 9 años, ¿no será mejor disfrutar esta fantasía juntos y en familia, como cómplices de la ignorancia sana y la felicidad que se tiene en esta etapa?

Soy Eduardo Álvarez, papá y periodista