“hay muchos cambios”, dicen algunas madres, “bueno, es que todo cambia”, opinan otras, aunque todo en la vida cambia, cada año cambiamos, cada día nos hacemos diferentes, pero nada se compara, al cambio que tienen las madres cuando dan a luz, porque si hablamos de cambiar, este cambio no se vuela la barda, la cruza haciendo un boquete en medio, sin pedir permiso, porque de un día para otro hay un nuevo habitante en casa, pero también, hay una nueva mujer.

Y dentro de los cambios que acompañan a la nueva mamá, hay cuatro puntos muy llamativos:

Te sientes gorda

“Yo sentí que comencé a bajar de peso tres años después, cuando ya pude salir a correr, antes era imposible”, comenta una señora mientras cierra la puerta de su auto compacto, blanco de extremo a extremo, excepto por las llantas negras muy bien cuidadas. Su acompañante, su madre, cierra de golpe la puerta y se para a su lado para comentar sobre la misma pregunta “a mí me costó mucho trabajo, fue cuando mi hija ya tenía más de tres años y pude cuidar lo que comía, regresé a mi dieta”.

El control de peso es una de las problemáticas más comunes, y notorias, cuando regresamos de vacaciones… o hasta de algún puente, pero se puede convertir en una batalla mayor después de dar a luz, y es que si la criatura pesó 3 kilos al nacer, pareciera que se queda una copia fotostática de su peso en nuestro cuerpo, y a veces duplicada. Además, claro, de los cambios corporales como caderas ensanchadas o piel flácida en el abdomen.

Y seguramente cuando enciendes la TV, o inicias tu recorrido por las redes sociales, tu autoestima es golpeada por todas las celebridades (a escasos tres o cuatro meses de dar a luz), que se aparecen con vestidos ajustados, luciendo victoriosas un abdomen de avispa.

La realidad, es que la gran mayoría de mamás no tienen una nana 24 horas, ni un entrenador personal, ni una nutrióloga que les aligere la vida, por lo que, según los expertos, para regresar al peso original (no necesariamente la talla) se requiere un año de constancia y disciplina

Y puede parecer muy complicado, pero siempre puedes dar el primer paso, porque CAMINAR es una muy buena estrategia para llegar a tu objetivo. Los expertos en deporte comentan que caminar 30 minutos al día (acompañada de tu bebé en la carriola), te puede ayudar a eliminar grasa del abdomen, quemar calorías y claro, reducir el estrés.

Además dan un tip, 20% de ejercicio y 80% de alimentación, lo que facilita el esfuerzo. Mucha verdura, poca fruta, y menos proteína y carbohidratos harán que tus objetivos de peso no sean una carga, sino una meta fácil de lograr.

Odias a tu esposo

Cuando lo conociste y te diste cuenta de ¡cuánto lo amabas! jamás te imaginaste ¡cuánto lo odiarías!, tanto como para desear el divorcio, o casi casi, pedirle que duerma en otro lado, y sin razón aparente. ¿Por qué cambia tanto el comportamiento?

Los expertos comentan que es por un período de tiempo, y una de las razones es el estrés que se genera en la vida diaria de la nueva mamá, porque resulta bastante complicado ser madre, esposa, tener un empleo, y conservar el buen humor, sobre todo cuando tienes la impresión de que sólo tú te encargas de los quehaceres domésticos y el cuidado del bebé, sin el apoyo de nadie.

Además, de que tu tiempo de siesta se reduce y estás como zombie pegada a un café, porque nadie más es capaz de cuidar al bebé a mitad de la noche.

“A veces, quisiera que me leyera la mente”, dicen algunas madres encuestadas, y sería bueno que tu marido lo pudiera hacer, pero para lograr que tu esposo tenga mayor iniciativa y comprensión de lo complicada que se ha vuelto la vida necesita escucharlo de tu boca.

Los expertos recomiendan establecer un horario para sentarse a platicar y organizar las tareas de la casa y el cuidado del nuevo miembro de la familia, y tener la mente abierta, porque como dijo una encuestada: “Creo que sólo el 0.5% de los hombres ayudan de verdad con la casa, ¡uy!, pero ojalá lo hicieran bien”.

Hora de la Leche

Muchas son las voces que hablan en favor de regresar a la lactancia y evitar la fórmula láctea, persuadiendo a las madres de los beneficios que tiene la leche materna para sus pequeños, atacando con sus argumentos cualquier pensamiento en sentido opuesto, tachándolos de egoístas y vanidosos “que los senos quedan deformes”, “que muerde muy fuerte”, “que no tengo tiempo”.

Y poco a poco, el mensaje llega a cuenta a gotas y es aceptado por la familia, por el marido y por la aguerrida mamá, que desea darle lo mejor a su hijo, tanto que algunas madres tienen el beneficios de un espacio para lactar en sus centros laborales, además del apoyo familiar que la presionará para que no piense, ni por un minuto, en regresar a la fórmula láctea.

Lamentablemente, a pesar de que en los discursos desfavorables hacia la leche de fórmula, se demuestra que toda madre tiene la capacidad de amamantar a sus hijos porque está dotada de una estructura para tal fin, hay madres que por alguna razón, simplemente no pueden hacerlo, y el número es amplio, pero amplia es también la culpa que pueden sentir al ser incapaces de alimentar a su pequeño, porque además de las organizaciones pro amamantamiento, está la familia, quienes tratarán de procurarle ánimos, apoyo y consejos para que logre lactar.

Resaltemos una realidad, no todas las mamás tienen la capacidad de lactar, de hecho, existen algunos grupos de mamás con el mismo problema en internet y no deben ser objeto de juicio, si bien la familia y los grupos lactarios presionan para que la madre alimente con la leche materna a su hijo, es porque saben lo importante y saludable que es, pero quizá no se han enterado de lo difícil que resulta, para algunas madres, el tratar de llenar un bote de leche materna.

Y si existen síntomas de depresión, debido a la presión por lactar, es importante tener la apertura para visitar a un profesional de la salud mental y definir cuál podría ser la solución.

Por que el cambio más importante,
está en la cabeza

Los cambios que ocurren en el cerebro, por muy pequeños que sean, afectan toda nuestra vida, nuestras funciones y nuestro comportamiento. Según la especialista en neurociencia y desarrollo cognitivo, Pilyoun Kim, de la universidad de Denver (EU), existe un periodo en el postparto cuando las nueva mamás, tienen una drástica alteración en algunas partes del cerebro que están asociadas con la percepción positiva materna de un bebé.

En sus investigaciones, la doctora Kim, ha realizado estudios que sugieren que durante el inicio del periodo de post-parto (2 a 4 meses), hay cambios en el hipotálamo, amígdala, lóbulo pariental y la corteza prefrotal y áreas del mesencéfalo, detectando, también, un incremento en el volumen de materia gris.

Y tanto nombre científico extraño, debe tener una relevancia muy importante, porque aunque no lo entendamos y no recordemos nuestras clases de biología en la secundaria o preparatoria, si una de estas áreas fallara, nuestro funcionamiento motriz o psicológico tendría desde pequeñas hasta muy serias complicaciones.

En el siguiente listado se explica que hace cada una de estas partes de cerebro:

Corteza  prefrontal: Permite la integración y procesamiento de las distintas informaciones y posibilita la existencia de habilidades complejas, como el pensamiento abstracto, la auto-conciencia, la conducta adaptativa y el establecimiento de características concretas de la personalidad.

Lóbulo pariental: integra la información de muchas otras partes del cerebro, porque mezcla datos relacionados con lo que se ve y lo que se escucha. Además, almacena “recuerdos”, como sensaciones, vivencias y percepciones.

Hipotálamo: Regula los estados de ánimo, la temperatura corporal, el sueño, los impulsos sexuales, el hambre y la sed. Además, envía órdenes a distintas partes del cuerpo para que estas se adapten a cada situación, es decir, genera emociones y acciona los procesos que nos permiten sobrevivir.

Amígdala: Integra las emociones y sentimientos con  patrones de comportamiento que nos ayudan a sobrevivir,por ejemplo, escapar al ver un tigre en la calle. También es muy útil en el proceso de memoria.

Mesencéfalo: Da órdenes motoras a los músculos y recibe datos sensoriales. Está asociado a procesos de regulación del sueño y la conciencia. Mantiene el organismo en equilibrio, por ejemplo, regula la temperatura corporal.

Materia Gris: Se compone, principalmente, de células neuronales, tiene que ver con la manera en la que se desarrollan los procesos mentales relacionados con la cognición y procesamiento de la información (inteligencia).

Estos resultados sugieren que en los primeros meses de maternidad, hay cambios estructurales en el cerebro, que afectan el comportamiento y motivación materna para crear una relación estrecha con su hijo.

Resumiendo, dentro de los cambios neuronales que transforman a la mujer en mamá, tenemos: