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El deporte que los padres quieren

Un balón de soccer gira en el aire y rebota sobre la hierba seca, no para de girar, su movimiento no cesa, pero la velocidad decrece, se alenta porque cada vez está más alejado de la mano que lo impulsó, hasta que la fuerza de un pie lo acelera y lanza por el aire casi tres metros antes de rebotar, una vez más, sobre la hierba.

ball-1414400__340.jpgEl pie es pequeño, frágil, de huesos que están en crecimiento, uno pensaría que por las dimensiones de la pelota y la dureza que le brinda su forro, le impediría a un niño tan pequeño impulsarla tan lejos.
La pelota sigue su marcha en línea recta hacia una portería armada minutos antes por el entrenador, el mismo que lanzó la pelota y que grita: “¡A la portería Jacinto!” “¡Ese debe ser gol!” “no hay portero, Jacinto, ¡¡¡no hay porteerooo!!!” El pequeño Jacinto, con los rizos del cabello levantándose por el ligero viento de invierno (no por su velocidad), patea despacio el balón y casi al mismo tiempo, ambos cruzan la portería entre los aplausos de los familiares que asistimos al entrenamiento.
Algunos padres llevan a sus hijos por recomendación médica o escolar: “Me dijeron que era híperactivo y que haciendo deporte se podía controlar. Para que se desahogue… a su hermana la llevo al ballet, porque también, es hiperactiva”, me comenta la mamá de Jacinto, en su primer día de entrenamiento.
Mi hijo también está en su primer día, deseoso se aventar el balón, pero también, deseoso se tirarse al suelo y revolcarse entre la hierba verde-amarilla quemada por el clima de invierno. Su emoción es grande, pero la mía es quizá mayor, porque nunca lo había visto patear el balón con tal fuerza y coordinación. Pensé que para tener tres años era muy buen jugador, un jugador nato.
Ahora es su turno, le pega al balón y entra con él a la portería, nada mal para ser su primer gol en la vida, !!!y en el minuto 30 del entrenamiento¡¡¡ ¿minuto 30? y entonces me doy cuenta que todavía falta una hora más de clase. “El entrenamiento tiene una duración de hora y media dos días a la semana”, eso había dicho el entrenador. Entonces comienza el debate en mi cabeza: ¿Y eso es mucho? ¿Es lo normal o poco? ¿Y si mejor le digo que ya nos vamos?
Hace algunos años (2005), la revista Paediatrics and Child Health (el periódico oficial de la Sociedad Pediatrica Canadiense), publicó un estudio en donde define cuál es el deporte que más beneficia al niño y por qué. El siguiente cuadro es una traducción de lo publicado por ellos:
cuadro deportes niños.jpg

Como vemos en el cuadro superior, la selección y motivación de la práctica deportiva no debería tener como objetivo, satisfacer los sueños o añoranzas malogradas de los padres, sino ser, una manera de apoyar el desarrollo de los hijos en todas sus facetas, fomentando el desarrollo de diferentes habilidades en distintas partes del cuerpo, además de que sea una actividad que a ellos les agrade.

Por lo que, aunque los padres estemos enamorados de un deporte y los centros deportivos (sobre todo los privados), fomenten nuestros sueños de ver en los hijos a un campeón mundial de alguna disciplina deportiva,los estudios verdaderamente serios dicen que para para obtener el mayor beneficios de un deporte, el niño debe poseer ciertas habilidades básicas que, en general, dependen de la edad.

En el caso de mi hijo, sus habilidades son bastante buenas: corre sin parar salta sonriendo, a veces en un solo pie, patea el balón sin dirección alguna, pero cuando se trata de CACHAR el Balón, es ¡CASI imposible!Además, su capacidad física, y la de cualquier otro niño pequeño, no puede soportar un entrenamiento intenso. Por tal razón, algunos especialistas recomiendan que para los niños menores a 6 años, la práctica deportiva tenga ciertas variantes:

  • Tiempo reducido de entrenamiento.
  • Equipo adecuado a su tamaño.
  • Rotar constantemente las posiciones en el equipo.
  • Hacer de la práctica un momento divertido, sin presión que lo desanime o frustre.
  • Mantenerlo fuera de competencias. La presión por ganar y no ser un perdedor es innecesaria.
  • Variar los deportes, por ejemplo, natación en verano y gimansia o soccer en invierno.
  •       Tomar un descanso uno o dos periodos al año, para acercarlo a clases de música o arte.
  •      Fomentar la práctica del deporte que le guste, pero también, alentarlo a participar en otros que le ayuden a desarrollar más habilidades.

Que no haga mucho deporte, ¿pero que practique MÁS de UNO?

tiempo de niños baseball.jpgAsí lo recomienda el especialista en medicina deportiva, el Dr. Joel S. Brenner, ya que el enfocarse en uno solo puede provocar agotamiento y daños a la salud, debido a que los huesos en crecimiento no pueden soportar el mismo estrés que aquellos que han madurado, como los de los adultos.
Un estudio, de la Academia Americana de Cirujanos Ortopédicos (EU), en 2001, dice que los hospitales, consultorios médicos y clínicas, atendieron un estimado de 2.2 millones de niños por fracturas, dislocación y daños musculares, y en gran parte está relacionado con la práctica deportiva en edades muy tempranas, cuando los huesos todavía están en desarrollo.

tiempo de nadar.jpgEl daño que se provoca depende del deporte, por ejemplo, en las gimnastas es la espina
dorsal, en los pitchers de ligas menores, el hombro, y en los jugadores de soccer, el ligamento que estabiliza la rodilla, sin mencionar los golpes que reciben alrededor de los tobillos.

Si existe la posibilidad de practicar más de un deporte, es importante elegir actividades que no sobrecargen el músculo, por ejemplo, tenis y gimnasia, pero no natación y beisbol, por el estrés que recae en el hombro.

Veinte minutos antes de terminar la clase, los balones iban de un lado para otro, dirigidos por sus pequeños dueños, quienes disfrutaban de un tiempo libre en el que la única regla era patear el balón, algunos lo hacían en línea recta, o diagonal, o en zigzag como mi hijo, quien después de tres minutos decidió, mejor, tirarse una y otra vez en la yerba al tiempo que le pegaba al balón con la mano.

tiempo de jugar.jpgSu sonrisa, y la sonrisa de cada uno de los niños que parecían hormigas llevando comida a un hormiguero, me hizo pensar que quizá, él no necesariamente sea un jugador nato, ni tampoco se convertirá en un campeón olímpico, pero si uno de los pilares de la infancia es SER FELIZ, entonces, practicar un deporte de manera relajada, sin presión, y que a él, que a TODOS ellos les guste, puede ser una excelente opción para jugar con uniforme de campeón, el deporte que a nuestros hijos, de verdad les guste.

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