Es posible que sus hábitos hayan cambiado y se  sientan preocupados.

Le preguntamos a los expertos y nos explicaron que la contingencia, la cuarentena, el confinamiento, también impacta en los niños y puede ser que lo reflejen en su alimentación, ya sea que comen más por ansiedad o menos porque sus emociones les inhiben el apetito y la solución es muy sencilla: llevar una rutina de alimentación

Sonia Pilar Mondragón Almaraz, miembro del Colegio mexicano de Nutriologos Capítulo Yucatán, explicó que en esta contingencia han notado que los niños están teniendo reacciones opuestas en su alimentación: a los que sus emociones les inhibe el apetito y los ansiosos que tienen más ganas de comer.

”Para ambos casos es básico tratar de tener horarios, una rutina, porque las rutinas funcionan muy bien en los niños, a los adultos no les gusta mucho, pero tratar de tener una rutina de lunes a domingo con flexibilidades de acuerdo a su edad y mostrarle fotos, dibujos de su rutina”.

La licenciada en nutrición y ciencia de los alimentos ejemplificó, que a los niños de 4 años los horarios con dibujos les llama la atención, dibujos que muestren la hora del desayuno, del lunch, de la comida, la media tarde y merienda.

Los niños que ya leen, pueden tener un horario que ellos mismos puedan hacer, escribir y dibujar.

”No tener una rutina hace que el organismo no tenga regulación, un horario y hay un caos en la alimentación”

Tips para los que no comen

Para los niños que comen menos, respetar los horarios y ofrecerles porciones pequeñas es importante, pero sobre todo activarlos, que gasten energía.

“Si están tristes y no hay actividad física, los niños no comen. Hay que ofrecerles comidas pequeñas, 5 al día y en poco volumen. Un desayuno breve y luego actividad física como lavar la terraza, tender ropa, brincar en el patio, correr, no sentarse a ver la televisión.

”Luego ofrecerles un snack que no sea galleta, sino fruta o verdura que haga que el intestino se mueva y luego la comida”.

Es importante que estos niños participen en la preparación de la comida, que ayuden en la cocina, a poner la mesa, a escoger los platos, que se sientan partícipes y bonito lo que hacen, que el momento de la comida sea agradable.

En la media tarde una colación, más actividad física y finalmente la cena.

Los que comen mucho

Los pequeños con ansiedad suelen comer más, para ellos los horarios también son importantes  y que que ellos sepan que hay horarios, no pueden acceder al refrigerado o la alacena libremente.

Y tanto el refri como las alacenas deben estar limpias de productos de alto nivel calórico como galletas, papas, refresco, yogurt, yakult y no comprar lo que pidan.

Se sugieren bolis o smoothies sin azúcar, de frutas frescas, O jugos, también humus, jocoque, nueces, frutas y verduras como snacks.

“Los adultos debemos moderarnos, si nosotros comemos chocolates, papistas, refresco, estamos dando ese ejemplo y recordar que la comida no es un premio.

”Si hornean en esta época, que sea la mitad, y que la comida sea servida en su conjunto, no premios para fomentar la alimentación”.

Destacó que sin el regreso a clases, aún quedan varias semanas para cambiar los hábitos, para que los niños participen en la cocina, que tengan horarios y a que la circunstancia nos lleve a cocinar más, a preparar los alimentos en casa.

Importantísimo

Y destacó que los niños deben estar bien hidratados, dejar a su alcance botes de agua, porque se han estado presentando problemas de estreñimiento

“La orina debe ser de color claro y más de 6 veces al día, hay que poner botes de agua a su alcance y que sea agua natural”.

Soy Verónica Martínez, periodista, madre y emprendedora