¿Recuerdan el último 10 de mayo?, el anterior, en 2020, cuando teníamos la sonrisa más temerosa de nuestra vida, no sabíamos si festejar o ponernos a llorar. Era como si nos hubieran robado una parte de nuestra vida que esperábamos con ansia.
Tampoco sabíamos cómo protegernos, pero sí teníamos algo muy claro, que nuestros hijos confiaban en nosotras y teníamos que ponernos al frente, con la sonrisa muy alta y la imaginación dispuesta para crear un nuevo mundo dentro de esta nueva realidad, para que la esperanza de nuestros hijos iluminará un futuro que se veía muy oscuro.
Hoy, con la aplicación de las vacunas en diferentes partes del mundo y, sobre todo, en nuestro querido Yucatán, cada mañana parece más brillante, como brilla la esperanza cuando una madre abraza a sus hijos.