¿Cómo pueden aprender mejor los niños en la escuela?

Cuando hacen ese mágico “clic” maestros y alumnos; cuando disfrutan enseñando y aprendiendo, cuando se respetan las etapas del desarrollo y conectan.

Este “clic” ocurre con la Enseñanza respetuosa, cuando se prioriza el respeto al aprendizaje, porque el objetivo no sólo es que los pequeños aprendan a contar, leer, escribir, sumar o restar, sino que lo hagan en un proceso de respeto, de disfrute, en un ambiente cálido, amable.

Y si hacemos memoria, es posible que en nuestra infancia, en nuestras escuelas, hubo alguna medida coercitiva de aprendizaje.

“Cuando era niña, el maestro de 2o de primaria nos dio un coscorrón a mi amiguita y a mi por portarnos mal”

-Y tú qué hiciste Mamá? preguntó mi hijo con sorpresa.

“No hombre, tu Abu se puso fúrica cuando le conté y al día siguiente, yo sólo veía cómo las manos de tu Abu se movían como alas y le escuché decirle al maestro: ´¡Nunca más!’ y a mi me dijo enérgica que nadie tenía que golpearme, porque para aprender no se necesita golpear y maltratar”.

Los recuerdos de la infancia, gracias a las preguntas de nuestros pequeños, nos pueden llevar a estas memorias de los maestros que aventaban gises o el borrador cuando los estudiantes se portaban mal, y que fueron paulatinamente siendo menores y se posicionaron los derechos de los niños.

Sin embargo, hoy pueden existir escenarios en la escuela que lastiman igual o peor a través de las palabras.

Tiempo de Niños entrevistó a Marcela Valdez García, directora del Instituto Savia, sobre este “clic” que hacen alumnos y maestros con la Pedagogía respetuosa o enseñanza positiva, porque si bien los castigos físicos debieron desaparecer, las palabras humillantes o etiquetas aún prevalecen en algunas aulas, y aunque cada vez hay más sensibilización por la Enseñanza respetuosa, aún hay camino por delante en la materia.

“En la pedagogía respetuosa se respeta el aprendizaje; a los papás les importa que los niños aprendan a leer, escribir, pero es importante respetar el proceso de enseñanza, el disfrute por el aprendizaje en un ambiente cálido, alegre, porque la pedagogía respetuosa es concepción antes de corrección y como docente es importante conocer las etapas del desarrollo.

“En un aula, el maestro está en sintonía cuando conocen la etapa del desarrollo, conectan; es posible que nuestros maestros, en nuestra época aventaban el borrador, los gises para llamar la atención y eso se ha quitado, pero hoy se repite con las palabras humillantes o de etiqueta que nos son respetuosas”, explicó la directora.

Lo que no es

“Hablas como periquito”, “Es el más inquieto”, “es flojito”, “todos ya terminaron y tu no”, son algunas expresiones que etiquetan a los niños en el aula, lo cual los humilla, los incomoda y no genera esa conexión mágica para el aprendizaje.

“Hay que evitar etiquetas, eso no es pedagogía respetuosa, enseñanza positiva, y es evitarlo desde los papás y también en docentes, suele pasar”.

Las comparaciones tampoco son parte de la enseñanza positiva, y es necesario que se comprenda que cada niño tiene un temperamento diferente y hay que respetarlos.

La enseñanza positiva permitirá ese clic entre docentes y alumnos, fluirá la enseñanza, se disfrutará y se podrá avanzar en el rezago que evidentemente ha dejado la pandemia.

¿Cómo le hago?

Aunque la pedagogía respetuosa requiere de capacitación constante, la directora y maestra de Instituto Savia nos compartió algunos tips para los maestros.

1.- PACIENCIA, es lo primero, porque en el regreso a clases presenciales hay niños que se incorporan y que llegan muy introvertidos, pero hay otros que vienen muy extrovertidos y mientras se autoregulan, mientras se acoplan a la rutina y las emociones ocupan su lugar, hay que tener paciencia como docentes.

2.-CONFIANZA, los padres de familia que toman la decisión de regresar a las aulas es porque confían en las medidas de higiene, de enseñanza, sumado a la observación de sus hijos de cómo están reaccionando al regreso a clases.

3.- DEJARLOS SER, la escuela para los niños es un lugar en el que desarrollan ser ellos mismos y los padres, como maestros, juegan un papel importante en permitirles ser, poniendo los límites de manera respetuosa.

4.- ¿POR QUÉ SOY DOCENTE? es la pregunta básica para que los maestros reflexionen sobre su labor y regresar al inicio, a su vocación, a su centro y puedan estar sensibilizados para ser de los maestros que dejan huella, porque todos tenemos un maestro que deja huella, con el que hicimos “clic”.

“De esta forma los niños podrán tener más confianza, harán el “clic”, aprenderán y se preservará la salud mental de los pequeños para que en el futuro tengan relaciones más sanas”

Recomendó a los padres de familia y docentes acercarse a la pedagogía positivia, a la crianza positiva para que la elección de la escuela no sea sólo porque está cerca o la recomendaron, y que la crianza en casa no sea a base de amenazas, sino de acuerdos.

Digamos adiós a lo que aleja a nuestros pequeños del fluir en el aprendizaje y abramos el camino para el engrane armónico que permita recuperar lo que la pandemia le ha quitado a nuestros niños.

Soy Verónica Martínez, periodista y madre