foto: Títeres por la Paz

Hablar con nuestros hijos sobre la muerte puede ser desde un lío hasta una tragedia, sobre todo en esta época de pandemia en donde se nos han puesto muchas cosas de cabeza, entre ellas, la pérdida de seres queridos en la vida de los niños.

Jaqueline Müllendorff, quien es asesora en educación y dirige una compañía que ofrece un servicio de video-llamadas, en donde los niños pueden desahogar con los títeres-terapeutas las tensiones que se generan en el día a día, nos comentó que al inicio de la pandemia, los comentarios eran de  tristeza al no poder salir y veían su casa como una jaula, pero “poco a poco, la información que recibíamos en las sesiones paso de: -no puedo salir- a -se murió mi papá o mi mamá de COVID-“.

foto: Títeres por la Paz

Verónica Robles, quien es tanatóloga, nos recomendó no olvidar que, para los niños, la visión del mundo es diferente, porque además de la muerte, los pequeñitos “se enfrentan a muchos DUELOS durante su infancia, como ya no ser el hijo único, mudarse de casa, cambiarse de colegio, incluso la venta de un auto por tener uno nuevo”.

Las expertas recomendaron “poner mucha atención a las emociones de los niños, y procurar brindarles una educación EMOCIONAL desde la infancia, “que los convertirá en adultos más fortalecidos para enfrentar esta y muchas crisis que se presenten.”

Si bien no existe todavía un manual que no diga el ABC sobre la educación de la emociones y cómo comunicarnos mejor con nuestros hijos, le pedimos a Jacqueline y Verónica tres tips de experto que compartimos son ustedes:

• Para comunicarnos mejor con ellos: hacer preguntas abiertas, en lugar de ¿te sientes triste?, optar por ¿cómo te sientes hoy?
• Para trabajar el desapego: desprenderse de un juguete que haya sido importante para ellos, este es un buen ejercicio para aprender que las cosas van y vienen.
• Utilizar títeres. Los títeres son la herramienta perfecta para conectar con los niños de una manera subliminal y agradable, porque es como un juego que les facilita hablar de sus emociones y vivencias.

Soy Eduardo Alvarez, papá y periodista