¿Tus hijos se muerden las uñas? Sí, la del pulgar, el índice o meñique, cualquier uña. ¿Será porque están muy largas y les preocupa su imagen? O ¿por que tienen hambre?
Esta actividad es tan común y normal como rechinar los dientes, chuparse el dedo pulgar y hasta comerse los mocos. De acuerdo con un estudio realizado en Estambul (Turquía), 48% de los estudiantes entre 11 y 17 años que acostumbraban morderse las uñas, reportaban mayor grado de depresión, nerviosismo y hostilidad en casa comparados con quienes no lo hacían con tanta frecuencia.
La ONICOFAGIA (morderse las uñas) es parte de la exploración en niños de 6 a 12 años, pero también puede ser una manera de tranquilizarse y desestresarse. Aquí te damos algunas razones:
- Depresión, ansiedad o angustia. Este comportamiento se acrecentó durante la pandemia, ya que los niños no tenían posibilidad de desahogar y expresar sus emociones.
- Nerviosismo. Resulta ser un gran medio para controlar la pena y la autoestima baja.
- Imitación. Si los adultos cercanos se muerden las uña, es muy seguro que los niños lo harán.
- Psicosomático: Es un comportamiento común cuando hay violencia familiar.
- Aburrimiento y frustración. Una forma de distraerse.
¿Daños que se mastican?
De acuerdo con especialistas en odontología, además de ser un reflejo de sentimientos y sensaciones, comerse las uñas puede provocar daños dentales que afectarán desde la sonrisa hasta la mordida.
1. Deformación. Cuando se pierde la alineación natural que permite el cierre perfecto de los dientes, se desarrollan problemas en las articulaciones y genera mayor desgaste en los dientes.
2. Desgaste. Se pierde el esmalte, la primera línea de defensa que protege a los dientes de: acidez y azúcares que provocan caries.
3. Daño Directo. La DENTINA queda expuesta, lo que provoca mayor sensibilidad y dolor.
¿Cómo Resolverlo?
Si la cantidad de ocasiones que tus hijos muerden sus uñas es más allá de una actividad esporádica provocada por el ocio, el tedio o el aburrimiento, es muy probable que el esmalte y alineación de los DIENTES ya no sean perfectas, y la mejor persona para detectarlo será un profesional de la salud dental, además de explorar el área emocional visitando algún experto en psicología infantil, así tus hijos, siempre tendrán la mejor SONRISA 🙂
Soy Eduardo Álvarez, papá y periodista
