Uno de los regalos que trae la Navidad es la fantasía, que cada año se presenta vestida de rojo, barba blanca y con sus inseparables renos que en una sola noche visitan todas las casas del mundo.
Para muchos padres, esta fiesta es el Top Secret que los convierte en agentes secretos y cómplices de un misterio que los arrincona contra la pared cuando sus hijos los miran a los ojos y les preguntan: ¿Tú eres Santa Clause?, o ¿Cómo entra y sale Santa si todo está cerrado?
Las preguntas y estrategias para obtener pruebas de la existencia de este personaje navideño varían de acuerdo con la edad y la capacidad para comprender entre realidad y entre fantasía.
Lo bueno de creer
La creencia en los personajes fantásticos es más fuerte desde los TRES años y decrece hacia los SIETE y OCHO, edades en las que comienzan a buscar pruebas físicas de lo que no pueden ver, y no es porque quieran demostrar la INEXISTENCIA del hombre de traje rojo, sino para poder explicarse por qué y cómo suceden las cosas relacionadas con la entrega de los regalos, y claro, saber más de uno de sus personajes favoritos.
Estudios realizados en EU, han detectado que esta tradición ejercita las habilidades del razonamiento deductivo, que se explora, por ejemplo, cuando le dejan galletas o intentan fotografiarlo.
Si bien, el personaje en cuestión es una creación comercial, la leyenda y tradición familiar de incluirlo en las fiestas decembrinas tiene tantas cosas buenas para los niños que se pueden considerar los mejores regalos de la Navidad.
De acuerdo con estudios realizados en Canadá, las tradiciones familiares: 1. fortalecen los lazos entre padres e hijos, 2. son
importantes en el desarrollo de su memoria familiar y 3, brindan la oportunidad de conocer la historia de sus papá y mamá cuando vivían la misma etapa.
Y aún hay más
Investigaciones en Estados Unidos, aseguran que la clase de pensamiento que se involucra para imaginar cómo un grupo
de renos puede volar y llevar un trineo por los aires, puede ser el mismo tipo de pensamiento que se requiere para encontrar la cura para una enfermedad o el calentamiento global, porque es en esta clase de “razonamiento” con la que se realizan los inventos y descubrimientos científicos.
Además, en esta frontera entre lo posible e imposible, se aumenta el pensamiento cognitivo y emocional.
De Hipótesis a Conclusión
Como buenos científicos, nuestros hijos podrán descubrir la verdad por sí solos, tanto, que la próxima ocasión que te interroguen para saber ¿quién es Santa?, probablemente ya tengan la respuesta 😉