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Los Temores de los niños

Miedo, es una emoción que todos sentimos alguna vez en la vida, quizá muchas veces, ya sea en la sala del cine, leyendo una novela de terror, cuando tenemos una pesadilla o en nuestra vida diaria.

El miedo está presente siempre, lo necesitamos para vivir, pero cuando se trata de niños, esta emoción se relaciona con fantasías y sonidos que como adultos minimizamos o consideramos manifestaciones de comportamientos anormales que requieren un diagnóstico médico.

Por eso, en defensa del MIEDO SANO, el MIEDO que todos los infantes deben experimentar (y por el que pasamos todos), en Tiempo de Niños hicimos un recuento de lo que Arnold Gesell (psicólogo y terapeuta estadounidense) investigó y publicó hace más de 30 años, y que sigue vigente hasta nuestros días.

Toma en cuenta que los temores no se cortan de tajo, ya que pueden darse regresiones o que se manifiesten meses, o años, antes de la edad señalada, algunas veces dependerá de los estímulos que existan en el entorno, a veces de la madurez.

TRES AÑOS CUANDO YA CAMINA SOLITO

Su experiencia emocional se esta desarrollando, sus temores están localizados en vivencias o el entorno, que varían de casa en casa, como:

  1. sonido de los zapatos de goma,
  2. el movimiento de un juguete mecánico,
  3. terrores nocturnos.

No ve, ni cree en la existencia de fantasmas, estas fantasías llegan más adelante, por lo que si lo ves hablando solo, únicamente está practicando el lenguaje, ya sea con OTRO YO, o un una personaje imaginario, una planta, por ejemplo.

LOS CUATRO EN BUSCA DE LA INDEPENDENCIA

Esta es una edad en la que tiene un desarrollo racional e intelectual y de lenguaje muy importante, y por esa razón, hay una serie de temores que se catalogan como irracionales, por ejemplo:

  1. Miedo a la oscuridad.
  2. Hacia los adultos mayores.
  3. Algunos animales como los gallos.
  4. Temor a los perros.

A LOS CINCO EL KÍNDER LE QUEDA CHICO

Los CINCO años no son una edad de temores ni de excesiva confianza.

1. Es probable que los cuentos de brujas, fantasmas y espectros ya no lo espanten, porque son poco reales para él.
2. Dismimuye el temor a los perros.
3. Comienzan a desarrollarse temores por los truenos, la lluvia,  la oscuridad y las sirenas de patrullla o ambulancia sonando de noche.
4. Su miedo principal, está relacionado con la madre. Le aterra pensar que ella: a) Puede irse y no volver, b) No se encuentre en casa cuando él vuelva de la escuela, o c) No encontrarla cuando se despierte a mitad de la noche.

¿Cómo intenta enfrentar sus temores?

Pide y exije, que mamá o papá lo acompañe a dormir, y que haya una luz en el cuarto, en la.entrada o en el baño, además de tener la puerta entreabierta.

A LOS SEIS EL RETO ES LEER

1. El temor de perder a la madre se mantiene, pero ahora se añade una justificación para su ausencia: la muerte.

2. El miedo hacia los perros puede centrarse, e incrementarse, hacia las razas grandes.

3. Los insectos pequeños se han ganado un lugar, muy justificado, en la lista de temores gracias a sus piquetes, aguijonazos y zumbidos.

4. Los ruidos y sonidos producidos por el hombre en situaciones cotidianas, como el accionar del depósito del baño, la estática de la radio, voces coléricas en la TV y las afamadas secadores de manos en los baños públicos.

5. En esta edad, no pueden faltar los duendes y fantasmas que atraviesan paredes.

6. Y aparece un personaje famoso en muchos hogares, que surge de entre las sombras y ha inspirado programas y películas: el hombre bajo la cama, o también, el hombre del bosque. Y relacionado con el escondite de este personaje tan extraño y sin rostro definido, se manifiesta el temor al sótano o habitaciones y casas abandonadas.

7. El pinchazo de una aguja y ver su sangre, ya es un motivo para alejarse y estallar en llanto al ver una persona (enfermera) con una aguja en la mano.

8. Los animales salvajes como leones, tígres y osos cobran un nuevo significado, ya no sólo son tiernos peluches con los que pueden dormir, sino habitantes de algunos rincones ocultos de la casa, donde esperan el momento de atacar. Afortunadamente, estas bestias salvajes nunca entrarán en la habitación de la madre, donde los pequeños preferirán dormir.

A todo problema, una solución: El pequeño suele tener confianza de regeresar  a su habitación si el padre limpia a profundidad el ropero, debajo de la cama y todos los recovecos, sacando a los animales salvajes de su habitación.

A LOS SIETE ES INVENCIBLE, CASI

Los temores se centran en sí mismo y tienen un propósito: la auto-protección. Comienza el análisis por el motivo que desata los temores, y en ocasiones les encuentran solución y la posibilidad de controlarlos, por sí solos.

Dentro de las situaciones que producen temor, bien definidos y, de las cuales el niño puede dar una razón clara y justificable, tenemos:

l. Situaciones que causan malestar, como: ir al dentista o lavarse la cabeza. Ahora sabe que si siente dolor en la curación de una muela, con levantar la mano se detiene, y que el champú no entrará en los ojos si los cierra a tiempo.

2. Nadar con la cara hacia abajo, y a veces, cerrar los ojos cuando se está bañando solo.

3. Experimentar nuevas situaciones por sí solo, como iniciar un curso escolar. Los motivos varían, a veces pueden ser sociales, generados por la pena, por ejemplo: que sus compañeritos se rían de él, o no poder cumplir, correctamente, sus deberes escolares.

4. Castigo físico (algo que no debería existir).

5. Los animales salvajes, poco a poco, ceden su lugar a criaturas extrañas que, de alguna manera, habitan el sótano y las habitaciones o casas abandonadas, incluso, imagina que su ropero puede servir de guarida para monstruos o espías, y las sombras dejan de ser un producto científicamente explicable para tener formas y significados propios.

Y tal como ocurre a los seis años, algunas situaciones en películas o libros pueden causar temores, como el encuentro inesperado con una calavera al abrir una puerta.

A LOS OCHO YA SABE SUMAR

Algunos temores no se han superado y pueden afianzarse gracias a los estímulos del entorno, incluyendo los programas, películas y juegos de video que se acostumbran en el repertorio de entretenimiento familiar, y que generalmente son para edades mayores, o incluso, adultos.

1. Temor a la oscuridad, cuando está solo en su cuarto. Este temor se desvanece en compañía de sus padres.

2. El sótano, ropero y habitaciones lejanas ya no son tan atemorizantes.

3. Las niñas pueden tener miedo de los hombres extraños, aunque no exista motivo alguno.

4. Algunos niños, en lugar de sufrir temores evidentes, se vuelve aprensivos y demuestran una preocupación excesiva por situaciones que salen de la cotidianidad, pero son importantes, aunque de momento estén fuera de la realidad, como: la posibilidad de perder el transporte que los llevará de vacaciones, o que el padre sea incorporado al ejército.

La mayoría de los niños de 8 años encuentran una solución al enfrentar sus temores, repitiendo, en la medida de lo posible, la situación hasta resolver la causa del miedo, o bien, provocan temores análogos asustando a niños más pequeños, lo cual no resulta muy bien para la víctima.

Una manera de apoyarlos para superar esta etapa, son los relatos y cuentos dramáticos, de tormentos y con derramamiento de sangre, que en ocasiones, son un método útil para satisfacer el interés por lo terrible.

A LOS NUEVE ES DE LOS NIÑOS GRANDES

A esta edad por fin presume: “No me asusto fácilmente”. Los temores que enfrenta son pocos, algunos de ellos son residuos de los años anteriores, como:

1.tormentas,

2. sótanos,

3. cuartos oscuros,

4. ver sangre o

5. nadar con la cara sumergida.

Poco a poco, disminuyen los temores basados en fantasías y se abren paso los que tienen fundamento en un mundo más real y cotidiano. Estos nuevos temores, que inician a los ocho años, se basan en los errores que pueda cometer en sus estudios o una situación social embarazosa, como saludar con la mano izquierda en lugar de la derecha o no comportarse a la altura de los otros niños.

En esta etapa, el mejor aporte de los padres son los elogios, ya que aumentan la confianza en sí mismo para enfrentar las situaciones sociales.

Y recordando el inicio de este resumen, en Tiempo de Niños queremos hacerte una pregunta a ti que eres padre: ¿recuerdas cuál era tu peor temor cuando eras niño?

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