Abrir la puerta y encontrar a tu hija o hijo tocándose los genitales, sin duda, es una sorpresa que en muchas familias puede ser incómoda, molesta y hasta motivo de amenazas y castigos al quien sorprendimos con las manos… en la masa.
Algunos opinarán que es cosa del demonio, otros, que no se debe hacer porque está mal y otros más, lo corrigen a golpes y humillaciones, porque “cuando eres niño o niña, no es normal tocarse ahí abajo”.
¿Es Normal?
Solemos considerar normal, en el desarrollo de nuestros hijos, aquello que merece festejos y se puede hacer frente al mundo entero, por ejemplo, explorar un libro, un árbol, un teléfono celular, pero nunca sus genitales… aunque sean suyos.
El psicólogo educativo, Javier Rodríguez, no explicó que, esa autoexploración de su sexualidad, que puede ser observada con mayor frecuencia alrededor de los 4 y 8 años, les ayuda a la aceptación de su propio cuerpo, “es descubrir que esto es mío, que mi pene o mi vulva es mío, es una actividad que forma parte también de los conocimientos y que como adultos debemos comprender” y no criticar o satanizar.
El psicólogo, quien es subegerente de proyectos de infancia y adolescencia en Guadianes, A.C., recomendó que como adultos “más allá de brindarles una explicación profunda sobre la sexualidad, podemos abordar las siguientes recomendaciones y comentarios:
- Lo que sientes es algo agradable.
- Es una sensación normal.
- Puede ser en un espacio aparte, privado.
- Con las manos lavadas, y
- Sólo tú puedes tocar tus partes privadas.
Como padres, es importante cambiar el chip y en lugar de alarmarnos y encontrar culpables, comprender que esta auto-exploración es parte fundamental de su desarrollo y no verlo como un momento tortuoso y complicado.
El Momento Perfecto para NO Hablarles de Sexo
Por sorprendente que parezca, para los MENORES de 10 años, el interés sexual no está ligado con la auto-exploración, es hasta la pubertad, a los 11 o 12 años, cuando ya se convierte en una actividad sexual y ya se le puede considerar masturbación, antes de esa edad, es una auto-exploración de su cuerpo que no se puede ligar con la reproducción humana.
Redirigir en lugar de juzgar
El especialista nos comentó que para redirigir los actos de auto-exploración, se pueden proponer actividades que también tienen círculo de repetición, por ejemplo, la resbaladilla o aventar la pelota.
Lo ideal, en niños y adolescentes, es desplazar este acto hacia otras actividades, habrá ocasiones en las que no quieran, pero en otras sí lo aceptarán.
Lo que NUNCA debemos hacer, es llamarle la atención satanizando la situación o avergonzándolo en público, porque eso no fortalece una buena relación con su sexualidad.
¿Y cuánto es tantito?
Javier Rodríguez resaltó que “más allá de tener una métrica de tiempo, podríamos considerar como un síntoma de alerta cuando ya hay una compulsión, es decir, una repetición tan continua que no se puede parar en el acto, tanto, que si se le invita a realizar otra actividad no quiere, ahí es cuando podríamos considerarlo como un síntoma de alerta y acudir a un especialista”.
Soy Eduardo Álvarez, papá y periodista