“¿Podemos leer muchos cuentos? No me quiero quedar solita, ¿te quedas más tiempo? ¡mejor todititita la noche!, es que sueño con monstruos”
Seguramente estas frases son familiares, porque todos los niños y niñas pasan por etapas en su desarrollo en las que los miedos, los temores, se acentúan, sobretodo en los pequeños de 4 a 6 años, cuando la realidad y fantasía se conjugan, pero suele continuar en niños de 10 a 11 años.
Un baño antes de dormir, leer un cuento, un masaje con aceites, la oración nocturna, las respiraciones de relajación y el recuento de lo más hermoso del día, son algunas de las técnicas para anticiparse a la hora del miedo.
Y aun así, es posible que la frase “no me gusta quedarme solita” se presente y es que de acuerdo con Elba Melgoza, del Colegio de Psicólogos de Yucatán, el miedo es una emoción y es parte del desarrollo de los niños.
Los menores de 3 años, suelen sentir miedo a la separación de sus papás, a los animales grandes, a la oscuridad y a los médicos.
A partir de los 4 años, van haciendo conciencia de su realidad y es cuando traslapan la fantasía de monstruos, brujas, le temen a la oscuridad y al daño físico.
De los 6 a los 7 suelen temerle a la oscuridad, la separación, a los ladrones y a veces a la escuela.
Aunque expliquemos, mostremos y externemos que todo es fantasía, que no pasa nada, para ellos la tranquilidad sólo llega sintiendo a sus padres cerca porque se sienten seguros, protegidos, por ello es importante respaldarlos y no educar con miedo.
Los niños de 8 a 10 años suelen temer a la muerte, al daño físico y a la escuela.
La recomendación es reconocer al miedo como una emoción normal, darle a nuestros hijos un ambiente de seguridad, tranquilidad, educar sin gritos, amenazas, castigos o entre discusiones.
Existen diversos estilos de crianza, donde se sugiere que los pequeños logren la confianza en sí mismos para tranquilizarse y lograr el sueño solos, incluso recomiendan dar las buenas noches y avisar al pequeño que regresarán a verlos más noche, a los 5 minutos regresan a verlos y van alargando los tiempos, para que sean independientes.
Sin embargo, otros modelos de crianza recomiendan respetar las etapas de desarrollo y para los niños de prescolar e incluso de primaria, los miedos siguen siendo frecuentes y lo ideal es acompañarlos, pero haciendo notar la diferencia de realidad y fantasía.
¿Recuerdas cuando eras niña o niño, cuánto miedo te daba estar solo, la oscuridad o ir a la cama?
Verónica Martínez, peridista, mamá y emprendedora