Comer 250 gramos de pescados y mariscos una vez a la semana, hará una gran diferencia en la salud y desarrollo de nuestros hijos; la clave está en hacernos tiempo para saber qué comprar y cómo prepararlos para disfrutarlos en familia.

Los resultados han sido demostrados científicamente: se reducen las probabilidades de cáncer, de obesidad, mejora el desempeño educativo, aumenta el nivel cognitivo porque fortalece la conexión de neuronas, entre otras.

Pablo López Domínguez, Biólogo, Oceanólogo e investigador, demostró con un grupo de expertos que 1 de cada 2niños presenta displidemia, es decir, grasas en la sangre y que el 100 por ciento tiene inflamación celular, causante de obesidad y diabetes.

El experto explicó a Tiempo de Niños que el estudio en niños de 6 a 14 años, preveía que esos niños tenían altas probabilidades de presentar cáncer, diabetes, obesidad, sin embargo, al comer 1 kilo de pescados y mariscos al mes, su condición cambió.

Los niños comieron atún, calamar, camarón, mojarras, tiburón y otras especies, por lo menos 250 gramos  una vez por semana y los niveles de grasa bajaron, así como la inflamación celular, siendo evidentes en la vida cotidiana con mejores calificaciones, conducta, peso, estatura.

Los retos para lograr esos resultados fueron muchos: “primero que los niños tuvieron que vencer el rechazo, segundo, que los padres se hicieran el  tiempo de comprar y aprender a preparar los pescados y mariscos, tercero, que lo consumieran 2 veces por semana y al mes fuera 1 kilo”

Yucatán cuenta con especies más  allá del mero, como la rubia, chac-chi, sardina, canané, robalo, calamar, pulpo, langosta, entre otros, acerquémonos a las escuelas de gastronomía a descubrir recetas, hagamos el tiempo y ayudemos a nuestros hijos a reducir las grasas de su sangre, a prevenir la diabetes y el cáncer, que ya está abarcando a la niñez.

Soy Verónica Martínez, periodista, madre y emprendedora