A todas las mamás y papás nos gustaría tener una varita mágica para aparecer la comida ya hecha, y otra varita para lograr que nuestros hijos se la coman toda.
Si tus hijos ya llegaron a la edad en la que defienden su independencia y autonomía, con toda seguridad te han dicho en diferentes ocasiones, después de probar dos bocados de la comida con sazón de hogar y el inigualable toque de mamá: “Ya Me Llené”.
Y después de brindarle una serie de explicaciones sobre la importancia de la buena alimentación y el tiempo que se invirtió en su preparación, sólo obtenemos un: “Ya no Quiero”, y en casos más amables, “Me lo como después”.
De nada sirvieron las horas invertidas en Kiwilimón y Youtube, buscando recetas que conquisten a los paladares más exigentes, su negativa es inapelable y comenzamos a creer que nuestro hijo puede estar enfermo o que es intolerante a algunos alimentos: le quitamos el gluten (aunque ni sabemos qué es el gluten), o comenzamos a conjeturar que tiene bichos, o que come “chatarrita” antes de llegar a casa.
Y nuestra angustia, mezclada con molestia, cebolla y ajo, se sazona buscando culpables, porque si algo tenemos muy claro, es que nuestros hijos comían muy bien antes, de más chiquitos, y de repente ¡zaz!, ya no les gustan las verduras.
La especialista en nutrición pediátrica, Laura Alcocer, directora de Nutribreak, nos aclara algunos puntos sobre la alimentación de los niños:
“Del nacimiento al primer año de vida es normal que los niños tengan preferencia por las frutas y verduras porque el primer contacto que tuvieron con mamá fue la leche materna o la fórmula.”
“Pero de los 2 a los 6 años, como la velocidad de su crecimiento disminuye, el apetito y el hambre se reducen, por lo que comienzan a consumir menos alimentos”
¿Y qué podemos hacer… de comer?
Lograr que nuestros hijos se conviertan en verdaderos comensales requiere un poco más de sazón, y eso se lo podemos dar con estos CUATRO TIPS que nos proporcionó la experta en nutrición pediátrica:
- Imitación. Los niños deben comer en conjunto con la familia, lo mismo, en el mismo lugar, al mismo tiempo y mismos ingredientes.
- Involucrarlos. Desde la compra, el lavado y la preparación.
- Aprendizaje sensorial. Dibujar o moldear figuras de alimentos.
- Combinación colorida: toda lonchera escolar, por ejemplo, debe llevar los tres grupos de alimentos: frutas y verduras, proteínas y cereales. Lo importante es que estos alimentos sean de diferentes colores, variados y equilibrados.
¡Buen Provecho!
Soy Eduardo Álvarez, papá y periodista