Todo hogar con un niño corre el riesgo de accidentes. Aún cuando la mayoría de ellos son de poca importancia para la función o la vida, existen algunos otros que ameritan una atención especial; para los padres todos tienen importancia que les preocupa, alarma y oscurece su pensamiento para actuar de inmediato.
Los accidentes mas frecuentes son los golpes por diversas causas, raspaduras de piel o heridas que no dañan los huesos, funciones corporales, ni provocan sangrado abundante, los primeros cuidados de los padres son suficientes para salir adelante o asistir al médico oportunamente. En otros, será necesario acudir de inmediato al médico, como es el caso de objetos pequeños o semillas que los niños introducen a los oídos o poros de su nariz.
Los golpes, raspaduras o heridas superficiales se cuidan con compresas frías, hielo y árnica en pomada, para calmar las molestias iniciales. Dos veces al día serán suficientes para tranquilizar al niño y darle tiempo a su organismo para actuar.
Las heridas sangrantes, comprimirlas por dos minutos para detener el sangrado y que se forme el coágulo. Es necesario cubrir las heridas para evitar el roce. Use crema, lanolina o vaselina que evite que la tela adhesiva levante el coagulo al retirarla. No use “merthiolate” ya que retrasa la cicatrización, puede usar benzal diluído para hacer el aseo.
En el caso de cuerpos extraños en oídos y nariz, no hay más que sospechar o confirmar que algo se metió en ellos para informar al médico lo mas pronto posible.
En el ahogo o asfixia, la inmediata presión a la altura del estómago y costillas con sus puños, abrazando al niño por atrás, puede darle la oportunidad de que expulse lo tragado o atorado en sus vías respiratorias, dándole oportunidad de meter aire que le oxigene, mientras lo trasladan al hospital.
Soy Carlos Martínez Sánchez. Pediatra Maestro en Salud Pública