“¡Hola! No sabía que éramos de la misma estatura, ¡vamos a correr!”, fueron las primeras palabras de nuestro hijo al ver por primera vez en vivo y a todo color a su amigo de la escuela; la piel se me erizó, me puse chinita y la emoción fue tan grande que no sólo a él le duró varios días, sino que a mi también.

Con la reactivación de actividades, espacios y lugares para las niñas y niños, poco a poco algunos padres de familia hemos provocado encuentros con los amigos y vamos experimentando estas emociones que les van permitiendo a nuestros pequeños esa socialización de la que han estado ausentes por un año.

Hoy en nuestra Blanca Mérida los parques y jardines están reabiertos, los juegos están disponibles para los niños, los zoológicos como el tradicional Centenario y ahora el Animaya, están abiertos para recorrerlos, pasearlos.

Las actividades deportivas, los entrenamientos, las actividades culturales, los museos y las artísticas también, con teatro, música, libros, películas.

Y todo esto con aforos controlados, la insistencia del uso correcto de cubre-bocas, lavado constante de manos, uso de gel y sanitizante, así como la Sana Distancia.

La pandemia limitó a las niñas y niños de todas las bondades de la socialización, de convivir con otros niños, de ver, escuchar, tocar, oler a sus pares, a los niños de su misma edad, de jugar libremente con sus propias reglas, de aprender a hacer acuerdos, de respetar al otro, de medirse a sí mismos con los logros físicos, de expresarse, de ver la manifestación de las emociones, de aprender, de la empatía, en fin….. un sinnúmero de bondades que da la socialización.

Para ellos es muy importante la interacción, ver a otros como ellos, saber que hay otros como ellos, que les puede gustar lo mismo o no, que se expresan como ellos, o que piensan o temen a cosas similares.
Con la recuperación de espacios, sobre todo los que son al aire libre, les permitimos oxigenarse, retomar un poco de esa convivencia con sus iguales, e ir retomando paulatinamente, poco a poco o pian pianito, lo que venían desarrollando.

Nuestro hijo conoce a sus amigos de la escuela desde Agosto del año pasado a través de la pantalla, y provocar el encuentro con los niños que siente afinidad ha sido un gran paso que seguimos fomentando. Siempre con los cuidados de salud.

Encuentro de ruedas
Y para dar el primer paso, no hay nada como un “Encuentro de ruedas”; invita a un amigo o amiga de tus hijos a verse en un parque donde cada quien lleve sus patines, patineta, scooter, triciclo o bici, ellos descargarán energía, guardarán su distancia y después de unos minutos jugarán a correr, saltar, observar.

Consideren un tiempo del encuentro y despídanse con la alegría que se volverán a ver en otro parque al aire libre, con las medidas de salud.

Esto mismo puede hacerse con pelota. Recomendable a partir de los 3 a 4 años.

Ahora que los pequeños recuperan espacios, fomentemos la socialización, pero no descuidemos las medidas de salud, como el cubre-bocas, gel y sana distancia, es por ello que los encuentros se recomiendan breves.

Nadie mejor que Tú para notar el momento de decir adiós, porque el cubre-bocas ya es muy molesto o porque el deseo de contacto entre ellos es inevitable.

Soy Veróinica Martínez, periodista y madre.