En este año de pandemia ¿te ha pasado que tus pequeños están más llorosos, irritables, y si habían dejado el pañal o comenzado a hablar o atarse las agujetas o dormirse solos, ahora ya no?
La lista puede ser más larga; y es que nuestros niños han pasado un año que su rutina educativa, cultural, deportiva y social se modificó por la pandemia.
El cambio trajo efectos en ellos, pero está en nosotros los adultos ayudarlos; Alejandra Molina, coordinadora de contenidos académicos y extensión de Fundación América por la Infancia, nos relató que los 3 principales efectos han sido:
Retrocesos. Lo que ya habían logrado o alcanzado las niñas y niños en sus diferentes etapas fueron en retroceso, como dejar el pañal, caminar, hablar, vestirse solo, dormir solo, entre otros.
Mayor apego. Muestran mayor apego a sus padres o cuidadores, se muestran más llorosos o irritables y quieren estar con papá y mamá, porque hay incertidumbre en su entorno y buscan sentirse seguros.
Miedo.– El entorno incierto, de incertidumbre, les provoca miedo, temor y están más temerosos, no quieren hacer actividades solos.
¿Qué podemos hacer?
Los niños reflejan su entorno, así que si sus padres están estresados, irritables, no tienen tiempo para jugar, platicar, o simplemente estar, seguramente los pequeños estarán más irritables, más inquietos, más temerosos, o con otros efectos.
Alejandra Molina, nos recomendó tres actividades para que nuestros niños estén mejor y se trata de estar mejor nosotros:
1. Pedir ayuda. desahogarnos con amigos, familias, con redes de apoyo sobre lo que nos estresa, nos angustia y encontrar opciones de solución.
2. Autocuidado. Nosotros mismos necesitamos cuidados, momentos de ejercicio, meditación, tiempo con nosotros, que nos recarguen de energía para estar disponibles para nuestros niños.
3. Herramientas. A través de cursos, talleres, pláticas o recomendaciones que nos ayuden a acompañar y llevar mejor la crianza de nuestros hijos.
Finalmente los niños demandan nuestra atención y tiempo porque somos sus personas favoritas, darles los dispositivos electrónicos sin un fin o propósito para hacer algo juntos, generará mayores tensiones que ayudar.
Dispongamos de tiempo, tengamos la disposición para escuchar, jugar, imaginar, reir y disfrutar con ellos.
Soy Verónica Martínez, periodista y madre