¿Sabes cuántos alumnos hay en el salón de clases de tus hijos? Quizá 40 o quizá son 15, y de todos esos alumnos, sabes ¿cuántos aprenden de manera diferente?

La respuesta es: TODOS

Quizá, algunos necesitan explicaciones amplias y con mucha información, otros, realizar actividades de refuerzo vivenciales y unos cuantos ver gráficos, pero también, puede ser que haya quien no soporta el ruido, como suele ser el caso de quienes tienen autismo, o quienes enfrentan problemas de comportamiento debido al TDAH, y existen más ejemplos, porque como nos dice la psicóloga Gabriela Marenco: “todos los niños tienen necesidades diferentes“.

Si revisáramos las necesidades de cada niño, nos daríamos cuenta que las diferencias son muy amplias, algunas de conocimiento y otras de salud, pero lograr las estrategias requeridas para que todos los niños del aula reciban la misma calidad educativa requiere un modelo educativo INCLUSIVO que además, tiene beneficios para todos los que asisten al mismo salón.

INCLUSIÓN = Aprender Parejo

Gabriela Marenco, quien se encargada del área de psicopedagogía del Instituto Savia, nos explicó a Tiempo de Niños que la INCLUSIÓN no se trata de JUNTAR alumnos con “necesidades específicas” con otros con “necesidades típicas” y listo, todo resuelto, el objetivo de este sistema de enseñanza es: “respetar el proceso individual de desarrollo y aprendizaje en donde se evalúan y fortalecen las características personales para darle la misma calidad educativa a todos sin que exista una diferencia”, dijo Gabriela.

La INCLUSIÓN es que alumnos con TDAH o Autismo, por ejemplo, reciban la misma calidad educativa, al mismo tiempo y con las mismas explicaciones que sus pares en el aula, pero la INCLUSIÓN también, es que los niños con necesidades típicas: “puedan desarrollar la empatía, aprender a tener tolerancia con las personas que tienen características diferentes a ellos y se conviertan en líderes, porque dentro del aula se vuelven guías de sus compañeros que tienen alguna necesidad, al ayudarles como lo hacen los amigos durante una clase cuando alguno tiene una duda”.

Pero la INCLUSIÓN también está en casa, porque como padres de familia, es importante recordar que nuestros hijos aprenden con el ejemplo y los regaños.

¿Y en casa?

Gabriela Marenco destacó que los niños serán inclusivos en la medida en que los padres lo seamos y marcó dos puntos que podemos hacer desde nuestro lado del salón:

1. Acercarnos a personas con necesidades específicas, tener contacto con personas nuevas y a ser abiertos en el trabajo en equipo y

2. respetar los procesos de nuestros hijos, sin criticarlos cuando se equivocan o hay accidentes, porque lo que vivan con nosotros, lo repetirán con sus pares”.

Por último, la experta en psicopedagogía agregó que “Cuando los papás no tienen la aceptación de lo que tienen los hijos, creen que la escuela va a resolver todo al 100% y es cuando los papás comienzan a buscar escuelas constantemente sin encontrar alguna que les guste. Los papás deben brindar las herramientas en casa para que el niño se sienta apoyado y comprendido, porque la inclusión comienza en la familia”.