Quien no conoce su significado, fácilmente puede encontrar la relación con la famosa leyenda de los Reyes Magos y su visita al recién nacido Jesús. Claro que desde el 4 hasta 7 de enero (en promedio) casi nadie tiene estómago para pensar en los orígenes religiosos si lo que tenemos enfrente es una deliciosa Rosca de Reyes, acompañada de su respectivo chocolate caliente.
Más allá de debatir sobre el significado de una “tradición” que llegó a nuestro país en el siglo XVI, o la gran, pero gran cantidad de calorías que cada rebanada tiene, La Rosca de Reyes es un arte de la repostería tradicional que logra lo que pocos pueden hacer en la actualidad: Reunir a la familia.
Además, la partida de la Rosca y el azar de quién “encontrará un niño” en su rebanada, brinda la posibilidad de convivir y reforzar valores familiares o ciudadanos, por ejemplo:
- Cumplir acuerdos: al pagar su tanda de tamales.
- Honestidad: al no esconder, tirar o, de plano, “comerse” el muñequito.
- Cooperación: se pueden repartir tareas entre los asistentes (uno sirve el chocolate, otro pone la mesa, etc.).
- Compartir: porque la rosca se divide en las porciones necesarias para alimentar a todos los asistentes.
Por cierto, siempre es importante vigilar a los niños pequeños, menores a 6 años, para evitar asfixia por comer porciones demasiado grandes, o en casos extremos, ingerir al muñeco.
Así se hace una Rosca de Reyes:
